viernes, 20 de julio de 2012

Carta de despedida:
- Estoy sentado en un bar el cual nunca había entrado antes. He dejado el coche fuera, en la guantera hay una pistola, la que usaré después de acabar esta carta para quitarme la vida, en este papel medio roto y mojado te contaré la razón de mi decisión.
  A mi izquierda se encuentran tres chicas jóvenes muy risueñas. A mi derecha hay un camarero enojado limpiando el desastre que he causado yo al derramar mi cuarta botella de vodka que me he tomado esta noche.
 No soy un mal tipo, tampoco soy precisamente un buen chico, solo he cometido malas decisiones, como todo el mundo , es mi opinión.
 He venido ha este bar porque no quiero que nadie me encuentre, quiero desaparecer, que me trague la tierra y que nadie me juzgue, quitarme este dolor agudo de mi conciencia. Desde aquel incidente caí en la bebida, cumplí mi pena en prisión. Hoy es mi primera semana fuera.
 Pero fui yo quien apretó aquel gatillo, vi a ese hombre morir. Dicen que lo último que vez es el reflejo de la muerte, y él me vio a mi, soy un reflejo de la fría y solitaria muerte.
 Mi madre anciana me enseñó que todo se debería pagar , hacer justicia , que nada sería vengado si nos quedamos quietos. No la culpo por educarme así, es como se enseñaba antes y ahora en los viejos pueblos y pobres de Colombia.
 Hoy el hombre que maté será vengado.
 Lo siento Madre, primero perdiste al hombre de tu vida, y hoy lo vengaré, tranquila no pierdes un hijo si no, procuraré ganarte un pedazo más de cielo de lo que tu te has ganado.
 Adiós Madre. Te ama tu hijo a cualquier camino que me lleve la muerte.


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